Este viernes 5 de enero finalizaba el Ciclo de Reyes y, con él, las festividades navideñas en Alcázar de San Juan. La cabalgata ponía el broche de oro a uno de los periodos más especiales del calendario anual en la mayor parte del mundo, unas fechas que adquieren un color especial en nuestra ciudad con la presencia única del Carnaval, que convierte a la navidad alcazareña en una de las más singulares de España.
Todo comenzaba el jueves 4 de enero, día en que los pajes de sus majestades los Reyes Magos instalaron su Campamento Anunciador en el Centro Cívico de la ciudad, recibiendo a cientos de niños y niñas alcazareños/as ilusionados por transmitirles sus deseos y entregarles las cartas que habían escrito con gran mimo y cariño. Un encuentro en el que la Asociación de Moros y Cristianos Al-Kasar aprovechó para organizar una degustación solidaria de té y dulces árabes.
De esta manera llegaba el día más esperado para los más pequeños de la casa, un 5 de enero en el que los Reyes Magos no quisieron olvidarse de aquellos y aquellas que, por distintas circunstancias, no podían salir a las calles a disfrutar de la cabalgata. Así, comenzaron su itinerario visitando a los usuarios de las principales residencias de Alcázar, así como del Hospital y la Vivienda Tutelada, acercándoles la magia de la Navidad y haciéndoles entrega de distintos regalos para asegurarse de que nadie se que queda sin un detalle en pascua.
Llegada la tarde, las principales calles de Alcázar de San Juan se llenaban de un gran ambiente y de la cálida ilusión de los niños y niñas de la ciudad, que esperaban con una sonrisa de oreja a oreja a Melchor, Gaspar y Baltasar, así como a sus pajes y al gran desfile en el que participaron centros educativos de la localidad y escuelas de baile, dando lugar a un séquito de lo más alegre y colorido con el que consiguieron poner un brillante colofón a la Navidad de Alcázar de San Juan.
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