Así se refirió a él la alcaldesa de la ciudad, Inmaculada Jiménez, que le agradeció “que nos haya emocionado” con su pregón y que con él se haya recuperado una figura “que viene para quedarse”
El divertido y entrañable pregón de Carnaval que este viernes por la noche ofrecía Ángel Morales, carnavalero de tradición en Tomelloso, dio el pistoletazo de salida a la programación de Carnaval de la localidad que estos días se viste de fiesta. Vestido de pregonero a la antigua usanza, con gorra, trompetilla y bicicleta, Ángel Morales puso de manifiesto su pasión por el carnaval y en especial por la máscara callejera, de la que es máximo exponente en la ciudad. Un pregonero “de excelencia”, dijo la alcaldesa, Inmaculada Jiménez, que al finalizar le hizo entrega de una reproducción del escudo de Tomelloso.
La alcaldesa agradeció a Ángel Morales “que nos haya emocionado” con su pregón y que haya sido con él, “que siempre ha representado la esencia y la espontaneidad del Carnaval”, con quien se haya recuperado una figura que solo estuvo presente en el Carnaval de Tomelloso en una ocasión en los años 90 y que “ahora queremos que se afiance”, porque en la localidad, recalcó Inmaculada Jiménez, hay muchas personas que viven intensamente estas fiestas y que pueden ostentar el honor de pregonarlas.
Ángel Morales pronunció un pregón documentado, pero hecho desde el sentimiento y con la firma de sus vivencias personales. “Si uno piensa en Carnaval”, dijo la alcaldesa, “se imagina indiscutiblemente a Ángel Morales, que siempre nos arranca una sonrisa”.
Repasó la historia del Carnaval de Tomelloso con datos y sobre todo con muchas anécdotas: las primeras referencias sobre estas fiestas en 1847, las celebraciones a partir de 1900 con protagonismo de los casinos, el boom de las máscaras callejeras en los años 50-70 del pasado siglo XX y el papel del Carnaval en las relaciones familiares como punto de encuentro con los suegros, rosquillos y anís de por medio.
Recordó el primer disfraz con el que vio a su hermano “con una caja de galletas en la cabeza y dos latas de membrillo en los pies” y sus primeras incursiones en estas fiestas en su infancia y juventud con disfraces de faquir…”Me he disfrazado de todo lo imaginable y lo no imaginable”, dijo. También con la peña “Los Canuthi”, de la que es socio fundador y que dijo, “nació por casualidad” y “con la que estamos muy felices”.
Y terminó con un enérgico ¡Viva el Carnaval!